El desarrollo evolutivo del futuro
El recorrido entero de la humanidad, tanto a nivel biológico como cultural, vive encarnado en nosotros, en nuestro presente. Desde el día en que nacemos, recibimos una herencia biológica, contenida en el ADN, y una herencia cultural. Somos herederos del desarrollo evolutivo que nos ha llevado a ser la especie que somos.
Obviamente, y como la palabra lo indica, este proceso evolutivo de aprendizaje y adaptación constante, no se detiene. Si bien incorporamos una forma de hacer las cosas, todos somos distintos. Recibimos una herencia, es cierto, pero la adaptamos a nuestro patrón inercial, personal e individual.
Por ende, siempre habrá una modificación, una selección funcional y una adaptación que tiene que ver con el contexto de cada uno, con lo que nos toca vivir. Si esta variación funciona, entonces se transforma en una nueva herencia, una especie de fórmula cambiante que nos permite estar vivos. Es un ciclo continuo y evolutivo que favorece la aparición de atractores culturales o nuevas formas de resolver nuestra vida.
Los atractores culturales y una forma de ver el futuro
¿A qué nos referimos con atractores culturales? Son calces adaptativos entre lo que tenemos que resolver y nuestra forma de lidiar con esos problemas. Si nosotros creemos que esa manera de superar los obstáculos es efectiva, entonces se generará un atractor cultural y evolutivo que se convertirá en herencia.
Son las fórmulas que mencionamos antes. Las necesitamos y las cuidamos porque nos resuelven lo que nos toca vivir. Ahí es cuando aparecen los atractores culturales, que han sucedido a lo largo de la humanidad y que tenemos incorporados en nuestro cuerpo e historia. Básicamente, son una forma de abordar la vida. Frente al mundo que estamos habitando, creemos y operamos bajo la lógica de los atractores.
Acompáñame a analizar en qué consisten cada uno de estos atractores culturales y cómo miran el futuro.
Seguridad
El atractor de seguridad es la primera forma, estilo clanes, de organizarnos en nuestra especie. Es una respuesta que nos ha ayudado a sobrevivir frente a lo desconocido, una manera de construir, poniendo nombre a lo que no comprendíamos, lo que nos brindaba un sentido de pertenencia y seguridad. En cierto modo, consistía en acción y reacción ante lo que ocurría y a los resultados obtenidos.
Este atractor está bastante calzado con el momento presente, lo que quiere decir que su orientación al futuro era acotada. Por ejemplo, debíamos anticipar los fenómenos naturales que podían afectar nuestra recolección de alimentos. El horizonte temporal era el necesario para sobrevivir en un contexto breve y estar tranquilos.
Poder
Cuando cambia nuestra comprensión del mundo regida por espíritus y fuerzas misteriosas y nos damos cuenta de que el peligro está en manos de hombres más poderosos que nosotros, surge el atractor cultural del poder. En la búsqueda de seguridad, desarrollamos la necesidad de poder y fuerza. Buscamos la protección de un individuo que tiene poder y la seguridad del grupo se traslada a la del poderoso.
Este atractor también tiene que ver con el presente. El poderoso opera en la inmediatez, sin preocuparse por desarrollar una estrategia. Es, nuevamente, un atractor de acción y reacción, donde lo que vale son las órdenes y deseos urgentes de un individuo que sostiene el poder. El futuro aparece bastante cercano y no hay visión a largo plazo.
Orden
El atractor de orden aparece cuando el poderoso se convierte en el delegado de una fuerza superior y surge un orden elevado que hay que respetar, como la patria o un dios, algo que establece lo que es verdadero y justo, lo bueno y lo malo. De esta manera, el poder del mundo anterior se institucionaliza y se vuelve permanente. Aparecen normas y estructuras de control y de mando.
Este atractor ya no tiene que ver con el presente inmediato. El cumplir con el deber ser implica un sacrificio actual por un beneficio que llegará más adelante. El futuro surge como una recompensa, un espacio maravilloso al que se puede acceder si procedemos de la forma correcta y justa.
Logro estratégico
Cuando el conocimiento sale de los lugares donde estaba anclado, como los monasterios, surge la separación de la ciencia y la religión. Recuperamos el poder de lo humano y la ciencia queda en manos de aquel que crea conocimiento. Entonces, cambia la concepción que tenemos del mundo y nos damos cuenta de que hay un montón de posibilidades a nuestro alcance, y que, con inteligencia y capacidad, podemos aprovecharlas y capitalizarlas. Es el momento del logro estratégico y no del poder.
El atractor de logro estratégico mira al futuro de dos maneras. Primero, como un punto de destino al que queremos llegar, siguiendo un enfoque lineal en el que proyectamos el pasado y hacemos ajustes para alcanzar ese destino. Implica establecer un objetivo y trazar un plan estratégico para llegar allí de manera efectiva y posible. Segundo, el futuro también se ve como un lugar por descubrir, impulsado por el deseo de investigación, aunque muchas veces no tengamos mucha claridad de lo que vamos a hallar.
Sensibilidad
El siguiente atractor cultural, que tiene ver con la sensibilidad, surge cuando este mundo se para en contra de los anteriores para sostener la idea de que somos seres diversos, con distintas sensibilidades que tienen que ser reconocidos de forma armónica. Es un mundo más compartido y relativista porque todo depende de los puntos de vista de cada uno. Aparece un abordaje más sensible a la diferencia, que busca generar consensos.
Precisamente, la orientación al futuro de este atractor se basa en el consenso. La perspectiva de futuro que veíamos en el nivel anterior se pierde un poco, porque se vuelve a poner el foco en lo que está sucediendo en este momento. Es más importante lo que pasa ahora. En este sentido, el futuro debe ser construido por todos nosotros sobre un acuerdo común.
Integralidad
Las personas siempre percibimos tensiones en el presente, brechas entre lo que está aconteciendo y lo que nos gustaría que suceda. Hoy en día vivimos en un contexto volátil, incierto, ansioso e incomprensible, con una lógica de pasado, presente y futuro. Buscamos solución a las problemáticas, en vez de reconocer las infinitas posibilidades que se nos presentan para abordarlas desde la integralidad, con diversas perspectivas y miradas. Esto hace que la tensión sea mayor.
Respecto a cómo mira el futuro, este atractor lo aborda ya no como un lugar, una imagen o un destino, sino como una preocupación que nos moviliza, una tensión permanente del presente. El futuro se ve como una alerta que nos dice que estamos frente a una necesidad que debemos abordar.
El desafío de avanzar hacia la integralidad
Si bien el atractor de la integralidad está presente, aún no ha sido adoptado. Para que efectivamente sea un atractor cultural, en realidad tiene que estar institucionalizado. De ahí la tensión adaptativa que mencionaba. Sin dudas, es el atractor cultural que nos falta incorporar.
Debemos reconocer que habitamos y vivimos en un proceso evolutivo constante y que los atractores que hemos analizado son parte de nuestro desarrollo presente. Por lo tanto, necesitamos avanzar hacia la integralidad para tener una comprensión mayor de las complejidades que se presentan, lograr una visión más amplia de la existencia y alcanzar el abordaje emocional que nos permita enfrentar conflictos en distintos niveles y de una forma más sana.