Una forma de abordaje para anticipar el futuro

A lo largo de mi nuevo proyecto editorial sobre la anticipación de futuro, aspiro a instalar la idea central de que el futuro se crea en el presente. A través de la toma de decisiones estratégicas, capacidad adaptativa y proactividad, aplicamos esta disciplina en gobiernos y organizaciones para traer al presente el futuro que queremos que exista. Ahora bien, ¿cómo lo logramos? Aplicando una metodología, una forma de abordaje que incluye una mirada integral.

En otros artículos he explorado esta noción de integralidad y he presentado nuestra forma de abordaje como un balance entre distintas corrientes. Fusionamos ideas que vienen de múltiples disciplinas, teorías y autores, reconociendo que toda aproximación sirve y que podemos encontrar coincidencias. Es por eso que nos gusta decir que estamos parados sobre hombros de gigantes.

Veamos entonces cómo lo hacemos, cómo se lleva adelante nuestra mirada integral de anticipación de futuro, poniendo el foco en la ejecución: un proceso de cuatro fases que entran en acción en distintos contextos y que tienen objetivos diferentes. Insistimos: se trata de un modelo que recoge diversas aproximaciones y enfoques que por su elegancia y simpleza constituye una adaptación del Natural Foresight® Framework (NFF).

Cuatro fases de la anticipación de futuro

Nuestra metodología o forma de abordaje genera un contexto particular para la anticipación de futuro. Es una práctica constante, un paso a paso de coordinaciones y conversaciones que permite la emergencia de una cierta cultura. Este accionar va a ir trayendo necesidades, motivaciones, competencias y valoraciones que sustentarán todo el proceso.

Pero antes de abordar la anticipación necesitamos definir varias cuestiones:

●     Primero, el foco sobre aquello que queremos explorar en el futuro. Se trata de plantear el problema en torno al cual trabajaremos.

●     Segundo, un horizonte temporal sobre el que vamos a declarar ese futuro. Si bien esto puede variar según el contexto, en general hablamos de diez años en adelante.

●     Por último, estableceremos quiénes serán los participantes en este proceso.

Con estos aspectos definidos —que están mucho más desarrollados en mi libro—, podemos avanzar hacia las fases de la anticipación de futuro. Como ya mencionamos, cada una cumple una función clave y se hace cargo de cuestiones específicas.

1- Desafiar

Crear algo que no existe es complejo. Por eso, en esta fase buscamos desafiar los paradigmas y creencias limitantes acerca del futuro y abrir el espacio a la imaginación. Esta fase es clave porque estamos llenos de sesgos que nos llevan a seguir entendiendo y haciendo las cosas como lo venimos haciendo, lo que dificulta nuestra capacidad de pensar en aquello que no existe e imaginar futuros posibles que salgan de la linealidad.

2- Explorar

En esta fase nos declaramos observadores curiosos y abiertos sobre el futuro, saliendo de nuestras limitaciones y abriéndonos a una escucha más profunda de lo que está ocurriendo. Buscamos no solo escuchar aquellas cosas que ya tienen data o comportamientos tendenciales, sino también escuchar señales portadoras de futuro, es decir, cambios que aún no tienen historia, pequeñas reconfiguraciones o eventos que pueden traer información, mirar lo que va sucediendo y los cambios disruptivos.

3- Mapear

A partir de la escucha que tuvimos sobre aquello que está ocurriendo, aquí la idea es construir esas posibilidades de futuro que van apareciendo, conectando ciertos puntos que nos brindan una configuración narrativa sobre el futuro. En esta fase estamos creando imágenes de futuros que nos permitan tener una visualización de lo que podría suceder.

4- Accionar

La última fase consiste en actuar, conectando la exploración del futuro con el presente. Buscamos tomar decisiones informadas por los posibles impactos en el futuro para aprovechar las oportunidades que puedan surgir y, al mismo tiempo, mitigar los aspectos de riesgo, reforzando la estrategia y nuestras posibilidades de acción.

Trascendiendo la acción

Nuestra forma de abordaje de futuro es un ciclo permanente. Si pensamos que la cuarta fase implica el final del proceso, estamos cayendo en una trampa. No debemos abandonar la escucha, la visualización de escenarios, el cuestionamiento de creencias limitantes y la acción.

Lo separamos en cuatro fases simplemente porque cada nivel tiene competencias y capacidades asociadas que se instalan en los procesos. Incentivamos esta continuidad para que se convierta en parte de la cultura.

Un proyecto de futuro busca transformarse en una forma de entender la organización como actor presente y constructor de futuro en momentos de cambio permanente, de incertidumbre y crisis.

Para finalizar, me gustaría que se entienda por qué estoy compartiendo esta forma de abordaje. En pocas palabras, queremos hacer un aporte a las nuevas generaciones de futuristas. Al realizar un balance de distintas disciplinas, surge un proceso integrador que propicia un fenómeno emergente de futuro.

Como ya he adelantado, la anticipación de futuro como forma de abordaje, es una mirada en la que confluyen diversas ideas, conceptos y autores. La invitación, entonces, también es a seguir explorando. El universo de la anticipación es inmenso y hay numerosos autores de los que podemos aprender.

Pablo Reyes

Consultor, académico y director de Memetica.cl

Anterior
Anterior

El anticipador de futuros

Siguiente
Siguiente

La disciplina de anticipación: dos corrientes en una